sábado, 4 de junho de 2016

DIALÉCTICA NEGATIVA: ADORNO

       Crítica a los regímenes totalitarios.
      Este es un último apunte para completar la crítica a los regímenes totalitarios y el poder de los estados por parte de la Escuela de Frankfurt. Como decíamos en los apuntes, el estado y el poder político concentra tanto poder como el sistema económico, con un poderosísimo componente alienador para los ciudadanos e individuos que viven bajo ellos. Esto lo tradujeron en la imposición de una razón instrumental o teleológica, en la que toda actividad racional se reduce a un estudio de los medios y en los que convertimos a los seres humanos en meras cosas que pueden ser utilizadas para cualquier tipo de fin, marcado por un estado.
      Pero el estado tiene también un fuerte componente de homogeneización. En nombre de una razón abstracta intentamos reducir toda la complejidad de lo real en fórmulas racionales sencillas y unificadoras de la naturaleza. Según Theodor Adorno, en su dialéctica negativa, la filosofía siempre ha intentado proceder en esa unificación en nombre de la racionalidad (desde los griegos). El problema es que en el siglo XX, el estado tiene el poder suficiente para imponer esa unificación a escala social y global. De esta forma, esa unificación se entendió de forma totalizante cuando Hitler redujo toda noción de humanidad en la dialéctica judío-ario, o Stalin en la forma burgués-proletario. Esto conduce a reducir toda singularidad de los individuos (y su propia dignidad) en una mera característica que comparten o no los individuos. Da igual que el judío sea una buena persona, un Einstein o un Freud. En la medida que comparte esa noción de judío, se convierte en una mera cosa sometible a ser destruida y negada su cualidad humana. 
     No siempre esa unificación es negativa, pero es inevitable para la escuela de Frankfurt. La racionalidad intrínseca del estado y su necesidad de controlar la realidad social obliga a reducir los individuos a simples cifras anónimas, incluso cuando las reglas del estado intentan buscar la felicidad de los mismos (por ejemplo, como dice el texto, cuando se regula el tráfico o se controlan las drogas). Eso hace en definitiva, que la escuela de Frankfurt defienda la idea del estado como una fuerza impersonal y cosificadora (convierte a los hombres en parte de la naturaleza, en objetos). Recordemos que esta idea está muy presente en el texto de Horkheimer ("todo será regulado")

     Valga el ejemplo de las drogas. Nadie pondrá en duda que el estado debe legislar las drogas y prohibirlas. Pero está entendiendo y simplificando a los individuos, cuando da a entender que no hay personas que puedan consumir las drogas o el tabaco de forma adecuada y sin caer en la adicción. Para esta gente adulta y responsable, inevitablemente, el estado coarta su libertad y los está suponiendo como individuos incapaces de controlar sus acciones. En nombre de un bien mayor, esa gente podrá entender que el estado está justificado para esa regulación, pero eso no quita que haya cierta alienación sobre esos individuos.      

Theodor W. Adorno, cofundador junto a Horkheimer de la Escuela de Frankfurt.


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